Si su presupuesto es ajustado, considere la posibilidad de viajar en los meses más fríos, cuando los precios de hoteles y vuelos son una fracción de lo que pagaría en temporada alta.
En Estambul suele nevar en pleno invierno, transformando su panorama de minaretes y cúpulas. En Uludag y Palandoken hay estaciones de esquí modernas y muy baratas, abiertas de diciembre a marzo.
Si le apetece hacerse una idea de la escala del interior de Anatolia, el tren-cama Eastern Express va de Ankara a Kars, una de las ciudades más orientales de Turquía, junto a la frontera armenia.
Las cabinas son limpias y cómodas, y las vistas increíbles en todas las estaciones, pero sobre todo en invierno, cuando el vacío cubierto de nieve parece sacado de Narnia.